CONSEJOS ÚTILES PARA VIAJEROS A LA CHINA

 La circunstancia de haber estado en la China hace dos meses (como parte de una delegación encabezada por el entonces presidente de la Dirección liberal. Ernesto Samper Pizano, y el hecho de volver ahora, como miembro de la comitiva presidencial en mi condición indeclinable de periodista observador, tal vez me permitirá hacer en ciertos casas las veces de Cicerone, no solo en el campo turístico sino en el gastronómico, al igual que en materia de hábitos y costumbres.

 Se trata en efecto la China - y esto puede sonar a perogrullada- de otra cultura y de otro modo de vida radicalmente distintos a los de Occidente. Solo la gran reforma económica emprendida por el camarada Deng Xiaoping -iniciada hace apenas once años, después de concluida la famosa "revolución cultural" de Mao Tsetung- comienza a poner en contacto al pueblo chino con otras realidades, más próximas al modernismo capitalista que a las rigideces monetarias del socialismo marxista. 

 Esta nota, sin embargo, no pretende convertirse en sesudo análisis del sociológico de lo que constituye la evolución del tercer país más grande del planeta, con una población de más de mil 200 millones de habitantes (es decir, la cuarta parte de la del mundo) y con 56 nacionalidades diferentes. No. Apenas pretende ofrecer algunos consejos útiles para los demás viajeros a esta nación apasionante y poderosa, en la seguridad de que serán beneficiosos y bienvenidos. 

  • Los chinos son muy dados al protocolo. Desde el recibimiento en el aeropuerto de Pekín, y luego del intercambio de palabras que seguramente habrá entre los presidentes Barco y Li Xia-nian atendrán siempre al visitante brindándole tres bebidas: té (que varía, según las ciudades: puede ser de jazmín, negro o de pétalos de rosa) jugo de "lychees" (especie de pomarrosa, pero más fresca y jugosa) o Coca-Cola. Esto último, gracias a Richard Nixon.
  • La gran diferencia entre lo que llaman cena y banquete consiste en que en la primera no solo no hay brindis ni discursos sino que se sientan en la mesa los huéspedes sin los anfitriones; en cambio el banquete es solemne y muy numeroso en materia de platos. Entiendo que con presidente a bordo, los platillos podrán ser más de una veintena. 
  • ¿En qué consisten? Como explicaba en crónica reciente, hay un dicho exagerado segun el cual los chinos comen todo lo que tenga patas menos una mensa, y todo lo que vuela menos un avión. De tal manera que a los demás miembros de la comitiva les recomiendo no extrañarse ante suculencias tales como la carne de serpiente o los sesos de mico, estos últimos realmente afrodisíacos. Los tallos de bambú, los brotes de soya, las setas chinas, las castañas de agua, las orejas de madera (u hongo negro), la raííz de jengibre y la flor de loto son, entre otros, muestras exquisitas de su culinaria, aunque no puede negarse que a primera vista resulten un tanto impresionantes para aquellos paladares novatos. 
  • No solo es costumbre sino además señal de buena educación comerse todo y preferiblemente con pelitos. 
 Yo humildemente sugiero a los viajeros practicar con ellos antes de sentarse a la mesa, para evitar fiascos penosos como el que tuvo el senador Ernesto Samper cuando, tratando de coger un hongo mojado en una ensalada un tris viscosa, éste le saltó al plato de al lado, que era -ni más ni menos- el del designado Víctor Mosquera Chaux provocando un trauma político entre los asistentes. 
  • Para pasar mejor estas agradables viandas, los chinos reparten excelentes vinos blancos, y otros más dulzones provenientes de frutas como la ciruela (muy digestivos). Sirven además -y hay que tomarlo invariablemente- una especie de aguardiente de arroz, fuerte pero sabroso, denominado "Maotai", con un porcentaje alcohólico de 80 grados. Insisto: es descortesía dejarlo servido.  
  • Las sopas generalmente vienen al final de los platillos, y se absorben ojalá haciendo bastante ruido. También es de buenas maneras utilizar palillos entre plato y plato. Nunca sobra rematar las ceremonias con un té, sobre todo cuando uno ha ingerido carne de perro en la noche y aspira luego a dormir tranquilo. Sin ladrar. 
  • Es importante advertir que en algunos sitios hay escupideras, para uso exclusivo de los anfitriones. En China -y lo digo sin ningún ánimo ofensivo, sino estrictamente realista- echar gargajos es una tradición milenaria, u el pueblo lo hace con frecuencia, menos en aquellos lugares ya convertidos en patrimonio de los turistas (que, por cierto, lo hay miles, sobre todo japoneses y gringos) como por ejemplo la Gran Muralla, donde está terminantemente prohibido escupir.
 Aunque es probable que por razones de protocolo sea forzoso para los viajeros vestir trajes oscuros y llevar corbata, debo anotar que una de las prendas mejor recibidas y que luchen más elegantes son nuestras famosas guayaberas caribeñas, al igual que las sandalias, aunque con tacón. Así mismo son bien vistas las famosas "abuelitas" chinas, que por tanto tiempo fueron en nuestro medio, de uso privativo de los muchachos del Moir. 
 La China es un país realmente distinto, pero extraordinario. No existe hambre ni miseria, y eso es mucho con mil 200 millones de bocas expectantes. No conozco a Corea, ni tampoco ese polvorín que se llama Filipinas, donde nos aguarda estrechar la mano de una mujer excepcionalmente corajuda y demócrata como Corazón Aquino. Sin duda, esta visita de Barco a Manila tendrá gran significado político al igual que la ida a Corea y China por lo que a estrechar lazos comerciales y no simplemente diplomáticos se refiere. Y como dicen por esos lares, ¡campei!

Septiembre 4 de 1987




Comentarios

  1. Esta muy interesante quiero mas blogs

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    1. En un par de horas publicaré recetas para conocer más de culinaria china

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  2. Muy util, lo tendre en cuanta cuando vaya 🤭

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    1. Si se va pal otro lado del charco, me lleva. Yo le cocino.

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